Nada más salir su Parte XX de comedias a inicios de 1625, Lope debía de estar pensando ya en publicar la XXI. Pero el Consejo de Castilla, en marzo de ese año, decidió no conceder más licencias para imprimir comedias ni novelas por razones morales. La suspensión, que duraría un decenio, desbocó la impresión ilegal y apócrifa de comedias. Lope siguió escribiendo y, ya anciano, cuando se volvieron a conceder licencias, había compuesto algunas de sus obras maestras que quiso incluir en esta Veinte y una parte, reivindicada como verdadera frente a las de los impresores sin escrúpulo. Incluyó obras recientes y otras más antiguas que tal vez había barajado estampar hacía tiempo; tragedias como La bella Aurora, mitológica, y la de ambiente palaciego El castigo sin venganza la comedia palatina de La boba para los otros y discreta para sí, la tragicomedia de tema histórico-dinástico El piadoso aragonés, dramas historiales con casos de honra como El mejor alcalde, el Rey, Los Tellos de Meneses y La victoria de la honra, pero lo que prefirió fueron comedias urbanas: ¡Ay, verdades, que en amor..."!, La noche de San Juan, Los bandos de Sena, El premio del bien hablar y Por la puente, Juana