Esta selección de relatos sacados de los ocho volúmenes originales de la gigantesca colección de Cuentos populares rusos (1855-1863) de Alexandr Nikoláievich Afanásiev conducirá al lector a un mundo de princesas encantadas, héroes sobrehumanos, ayudantes mágicos, caballos habladores, brujas de pata de palo, duendes, demonios y tesoros, ingenuos campesinos y mujeres encantadas, islas maravillosas y cuevas infernales, que conserva toda la magia de los mitos ancestrales y de las creencias rurales de la vieja Rusia.
La traducción ha procurado mantener el ritmo violento, los deslumbrantes giros propios, la expresión inimitable del registro popular ruso, para poner con todo su sabor y atractivo, al alcance del lector en español, una colección de cuentos populares que sólo es comparable, por su calidad y abundancia, con Las mil y una noches orientales o con los Cuentos de los hermanos Grimm. Y que, como ellos, se ha convertido por derecho propio en una de las cumbres más perdurables de la literatura universal.
«Los Cuentos populares rusos de Alexandr Nikoláievich Afanásiev siguen siendo considerados, en la actualidad, como una de las colecciones de cuentos más clásicas e importantes de las que han sido publicadas a lo largo de la historia. Pero estos Cuentos no han pasado a la historia sólo por su importancia intrínseca, sino también porque constituyeron la base para que, en las décadas centrales del siglo xx, el gran folclorista ruso Vladímir Jákovlevic Propp (1895-1970), en obras tan importantes como la Morfologija skazki (Morfología del cuento), de 1928, o las Istorieskie korni vol?ebnoj skazki (Las raíces históricas del cuento), de 1946, pudiera desarrollar algunas de las teorías más interesantes e innovadoras (y polémicas), las que conforman el método llamado formalista-estructuralista, que sobre el cuento folclórico vieron la luz a lo largo del siglo xx.
»No es fácil traducir el estilo, los matices, el ritmo, la música, del registro oral, especialmente del cuentístico, ruso. Nuestra versión ha procurado ajustarse al máximo a la letra del original, sin cortes, adornos ni añadidos. Hemos procurado, en todo momento, y del modo más fiel posible, respetar y preservar algunos rasgos de la sintaxis y del ritmo propios de aquel repertorio. Por ejemplo, hemos hecho lo que ha estado a nuestro alcance para que se aprecien lo que pudiéramos llamar «restos de rima», sutiles construcciones formulísticas embebidas en la prosa que se hallan muy vivas en la lengua oral rusa, especialmente en la que sirve de cauce al cuento popular, y cuyo efecto fónico y rítmico hemos ?en la medida de nuestras posibilidades? intentado preservar en frases como «hasta el mismísimo Zmei Zmeióvich le temía y con Iván no podía, aunque hacer cualquier cosa conseguía», o «con cuanto ideó, con cuanto intentó para acabar con el príncipe Iván, fuera del modo que fuera, ¡nada logró!».
En muchas ocasiones hemos tenido que sacrificar, sin embargo, los saltos continuos de tiempo verbal (mezclas de pasados y presentes, sobre todo) del original ruso, para ajustarlos a la norma española, mucho más estricta a la hora de hacer concordar los tiempos verbales cuando se presentan en serie. También hemos tenido que hacer delicados equilibrios para preservar algunas de las voces más típicas y difícilmente traducibles del léxico ruso sin desorientar demasiado al lector español ni obligarle a recurrir demasiadas veces a la consulta del glosario.
Hemos cambiado los títulos de la mayoría de los cuentos para hacerlos inteligibles y reconocibles para el público de lengua hispana, o para que se identifiquen de manera más adecuada sus argumentos.»
José Manuel Pedrosa
?Prólogo? de
El anillo mágico y otros cuentos populares rusos