Un personaje de ficción, que vive en un tiempo y un espacio fronterizos, decide hacer un alto en el camino y subir a Delfos a hablar consigo mismo, pues ha llegado a la conclusión de que «sólo el que se conoce a sí mismo puede conocer a los demás y ver las cosas en su exacta dimensión». Comienza así un viaje interior que inevitablemente conduce hacia fuera, a explorar y conocer el desierto en que vivimos, esas tierras de nadie que se extienden entre un mundo que se ha puesto y otro que todavía no ha salido.