Manuel Durán (Barcelona, 1925). Nació en una familia liberal y republicana. Sus abuelos y sus padres creían en una España abierta a la libertad y la democracia, razón suficiente para pasar al exilio en 1939, más aún cuando su padre, abogado ilustre y miembro de la Generalitat (era el Procurador General de Catalunya) había firmado la sentencia de muerte del General Godet, que inició la rebelión franquista en Catalunya.
A los 14 años de edad, ocupada Barcelona por las tropas franquistas, Manuel Durán fue encarcelado por la policía de Franco. Liberado más tarde, pasa a Francia siguiendo a su familia, una Francia que pronto conocería la guerra, la derrota ante el ejército nazi, y la creciente intervención de la Gestapo en todo el territorio de aquel país. Su familia consigue pasaje en un buque portugués, el Nyassa, con rumbo a México, a través de un Atlántico surcado por submarinos alemanes, uno de los cuales intenta desplazarse debajo del Nyassa, provocando una batalla naval con aviones ingleses y bombas de profundidad. En México sigue sus estudios, termina un bachillerato en el Liceo Franco-Mexicano, cursa la carrera de Leyes y al mismo tiempo la de Filosofía y Letras. Algunos de sus mejores maestros son también republicanos exiliados en México, como Joaquín Xirau, José Gaos, Eduardo Nicol y Manuel Pedroso. De ellos -y también de su padre y su madre- aprende a pensar por cuenta propia, a no confiar demasiado en lo que la tradición ha establecido, a no llegar a conclusiones apresuradas, y a fin de cuentas a usar el sentido común, que es menos común de lo que creemos.
Trabaja algún tiempo como intérprete diplomático simultáneo en las Naciones Unidas y sus distintas dependencias tales como la Unesco, la Organización Mundial de la Salud, la Unión Internacional de Telecomunicaciones, etc. Se casa con Gloria Bradley, norteamericana, profesora universitaria y novelista distinguida, que ha publicado diversas novelas en México y en Estados Unidos. Estudios de post-grado en la Sorbona. Obtiene un doctorado en Lenguas y Literaturas Romances en la Universidad de Princeton, con una tesis dirigida por el gran humanista, filólogo e historiador Américo Castro, y habiendo seguido cursos con otro gran exiliado, D. Vicente Llorens. Tras seis años como profesor adjunto en el Smith College, en Northampton, Massachusetts, pasa a la Yale University, en New Haven, Connecticut, en 196o, donde desarrolla una larga carrera como catedrático, jefe de estudios graduados y jefe del Departamento de Español y Portugués.
La lista de los libros y artículos publicados por Manuel Durán es larga, y forma parte de este libro. Incluye estudios monográficos sobre autores españoles del Siglo de Oro, tales como Cervantes, Luis de León, Quevedo, Calderón, sin olvidar al pre-renacentista Marqués de Santillana, y autores modernos como García Lorca, Ortega y Gasset, Cela, Goytisolo y Carmen Martín Gayte. No ha olvidado nunca el aspecto esencial del hispanismo en el continente americano, dedicando un libro a la poesía de Neruda y numerosos ensayos a la obra de Octavio Paz y la narrativa de Juan Rulfo, entre otros.
Manuel Durán ayudó a fundar la North American Catalan Society, que ha estimulado los estudios acerca de la cultura catalana en Estados Unidos y Canadá, y fue Presidente de la misma durante varios años; y junto con el Prof. Roca-Pons fundó la revista Catalan Review, de la que fue redactor en jefe durante largo tiempo. Su labor como historiador, crítico y promotor de las culturas hispánicas ha sido premiada con la prestigiosa Beca Guggenheim y con la medalla y Orden de Isabel la Católica, con el grado de Comendador.
Hoy, Manuel Durán y su esposa Gloria, pasan la mitad del año en su casa cercana a la Universidad de Yale pero rodeada de bosques (cada día salen ciervos del bosque y se comen las flores del jardín) y la otra mitad en un condominio frente a la bahía de Tampa, que Manuel surca con frecuencia en su barco de vela, cuyo mástil enarbola la bandera tricolor de la República del 31 y las cuatro barras rojas sobre fondo amarillo de la bandera catalana. En su biblioteca privada puede verse la reproducción de una litografía de Goya, ya anciano y exiliado en Burdeos, y que es el autorretrato del gran artista español disfrazado de Padre Tiempo, con una guadaña y un farol, y al pie un lema que Manuel Durán, a los 82 años de edad, hace suyo: «Todavía aprendo».