Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de los Estados Unidos, a instancias de la CIA, apoyó investigaciones dirigidas a lograr el control de la mente humana. Este libro trata de dichas investigaciones, iniciadas en aquel tiempo y, según todos los indicios, aún no concluidas.Los programa...
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de los Estados Unidos, a instancias de la CIA, apoyó investigaciones dirigidas a lograr el control de la mente humana. Este libro trata de dichas investigaciones, iniciadas en aquel tiempo y, según todos los indicios, aún no concluidas. Los programas de la CIA no fueron sólo una continuación de los desarrollados por su predecesora, la OSS (fundada por Roosevelt en 1942), en su búsqueda de una «droga de la verdad», sino también una extensión de los programas llevados a cabo por los nazis en Dachau 02013;que habían demostrado que el hombre es capaz de someter a extremos inconcebibles a sus semejantes, en nombre del progreso científico y en defensa de su país02013;, para lo que se sirvieron incluso de los descubrimientos del doctor Hofmann en torno al LSD. La Agencia recurrió a los científicos y técnicos más prestigiosos del país apelando a su espíritu patriótico, consagrando así la perversa moral de que «el fin justifica los medios». El doctor Sidney Gottlieb, director del proyecto secreto MK-Ultra, fue uno de sus colaboradores más destacados. Gottlieb no escatimó medios para conseguir drogas capaces de controlar la mente humana hasta sus últimas consecuencias: la desorientación, la incapacitación, la anulación moral del enemigo, e incluso la preparación de «asesinos programados». Un «candidato de Manchuria» es un sujeto al que se ha lavado el cerebro y programado para matar, activado mediante una señal en apariencia intrascendente, sin conservar recuerdo de ello. El término proviene de la novela The Manchurian Candidate (1959) llevada al cine en 1962 por John Frankenheimer02013;, cuyo autor, Richard Condon, se inspiró a su vez en una confidencia hecha por un agente de la CIA, que le relató la amnesia sufrida por soldados norteamericanos hechos prisioneros en Corea, tras su cautiverio en algún lugar de Manchuria.
John D. Marks trabajó durante cinco años en el Departamento de Estado norteamericano como analista y asistente del Director de Inteligencia. Tras abandonar su puesto escribió un libro junto con Victor Marchetti sobre la necesidad de reformar la CIA: The CIA and the Cult of Intelligence (1974). La CIA censuró cerca del diez por ciento de la obra antes de permitir su publicación. Otras obras de Marks son The CIA Files (1976) y Our Context (2002), además de En busca del candidato de Manchuria (1979).
«El espionaje 02013;escribió Murray (profesor de psicología fichado por el general Donovan)02013; es una actividad muy atractiva para los solitarios; los psicópatas, que se pasan la vida urdiendo historias, también pueden ser excelentes espías por simple deleite».
«Este libro, publicado por primera vez en 1979, nació gracias a las 16.000 páginas con documentos que la CIA puso en mis manos en virtud del acta constitucional encargada de proteger la libertad de información y de expresión». (John Marks)
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