Es difícil encontrar hoy en el mundo hispánico a un escritor joven capaz de concebir y ejecutar una obra de tan vasta ambición como En busca de Klingsor, a la vez perfectamente documentada en sus complejos referentes culturales e históricos y perfectamente diseñada en su plan general y en cada detalle en particular. El tema no puede ser ni más amplio ni más trascendente: la relación entre la ciencia y el mal, por una parte; el papel concreto del nazismo, en cuanto encarnación del mal, y su capacidad de seducción sobre regiones oscuras de la personalidad humana, por otra parte.
En buena medida, los personajes y hechos evocados son reales, aunque coexisten en una arquitectura muy sabia, con seres y sucesos de ficción. De lectura a la vez turbadora y cautivadora, enteramente alejada de los patrones usuales de la narrativa hispánica, En busca de Klingsor es un asombroso examen del dilema faustiano que en nuestro siglo, ha encarado a muchos con la atracción del horror.