Aunque desaparecida del viejo continente tras las victorias de Julio César en las Galias y de Octavio Augusto en Hispania, la civilización celta dejó su huella en la península Ibérica. El culto al roble y al tejo, a los manantiales de aguas cristalinas y a las piedras; los ritos funerarios, la importancia del muérdago y la fuerza del astro rey; la serpiente enroscada..., son algunas de las herencias celtas que más tarde serían recogidas por los templarios. Jesús Ávila analiza aquellas tradiciones y nos acerca a algunas de las leyendas más sobrecogedoras de nuestra propia historia.