En Mortal y rosa, sobrecogedora y tierna elegía de la infancia, Francisco Umbral evoca la muerte de su hijo. Desde la inhóspita revelación de la pérdida, el escritor construye un largo monólogo en que la muerte de su hijo actúa como la coartada maravillosa que convierte su pesadilla humana en una fuerza catártica y liberadora.