Una novela del siglo XXI sobre la aventura del aprendizaje (a retazos).
Nadila, una aprendiz de escritora que cree ciegamente en el poder salvador de la literatura, busca su propia voz y se mete de cabeza en la compleja obra de la escritora brasileña Clarice Lispector. Como quien ensaya delante de un espejo, nuestra protagonista, con una notable predisposición para no saber quién es ni qué hacer ni qué decir, se mide con la estatura formidable y seductora de Clarice: la lee, la cita, la busca y hasta mantiene encuentros con ella rompiendo las fronteras entre la imaginación y la realidad. Mientras sobrevive trabajando de dependienta en una zapatería o en una librería no se limita a soñar: escribe, ensaya, toma notas, adelanta propósitos, dibuja mapas e ideas, estruja las palabras, trata de hacerse amiga de ellas, juguetea, las pintarrajea, las reclama, entra en su intimidad.
Esta es la historia de un deseo hecho realidad: novela. Y novela sorprendente, frágil y dura como un diamante, limpia, aviso de que está llegando la primavera, con la levedad del agua que se hace cauce o fuente. La protagonista renace escondiéndose en la figura de Clarice Lispector pero a mí, ya ven, esta novela me recuerda el extravío feliz e inolvidable de aquella Audrey Hepburn que llenaba la pantalla en Desayuno con diamantes. Una novela del siglo XXI sobre la aventura del aprendizaje (a retazos).