«Washington Square se ha comparado muchas veces con Eugenia Grandet, de Balzac, que plantea una situación semejante. Y hay que decir que la obra de Henry James no desmerece al lado de esta obra maestra de La comedia humana. Tal vez el lector tendrá que leer más entre líneas, pero los protagonistas neoyorquinos tienen más vida propia, no dependen de ningún modelo prefijado. Catherine es más inquieta y cambiante, menos pasiva que Eugenia, y aquí el padre no es un monstruo arquetípico como el señor Grandet, sino un hombre humano y reconocible, cargado de razones que pueden ser asesinas para su hija, pero que no dejan de comprenderse. Y la tercera en discordia, tía Lavinia, es muy superior a la criada Nanon balzaquiana, por no hablar de Morris Towsend, turbio y ambiguo, pero en modo alguno de una pieza.»
Del prólogo de Carlos Pujol
«El hombre es la suma de sus fantasías» Henry James