Nadie nos puede robar nuestra capacidad de elegir lo mejor al menor precio. Y no tiene nada que ver con las limitaciones del bolsillo: es, simplemente, sentido común y un sentido moral de pagar lo justo y no más. El término inglés low cost está de moda, es fresco y desenfadado y no lleva implícito una merma en la calidad del término al que adjetiva. En esta selección de los cien mejores vinos de bajo coste encontramos auténticas gangas, algunas de ellas a un precio que roza los dos euros y con puntuaciones no inferiores a 88. Esta cifra (puntuación mínima en la guía) está considerada por la mayoría de los críticos mundiales como el comienzo de la calidad garantizada.