Sidecar recoge dos novelas cortas de Alberto Lema: Las pequeñas muertes y El síndrome de Rubens, dos relatos directos y escritos con mucha agilidad que reflejan las tribulaciones amorosas de los jóvenes de hoy.
Aviso de lectura
Estaba yo el otro día un poquillo depre porque ando (?) con disturbios motrices en la extremidad inferior izquierda (cojo, diría Juan de Mairena) y que me dio un ataque (breve por fortuna) de vida interior y, en fin, que se la vejez, los achaques, la muerte y esos rollos tan profundos. Entonces, mi amigo Carlos me dijo muy seriamente: «Lo peor de todo es saber que nunca más vamos a volver a ir al colegio», y mi amigo Rafa, que es más joven porque ya peina calva, remató en plan irónico y un punto nostálgico: «Y encima ya hace años que el paraíso machista es otro paraíso perdido». El caso es que al volver a la ofi, renco, deprimido y final, me acordé de este libro que hoy usted, posible cliente o fiel lector, tiene delante.
Son dos novelas cortas, Las pequeñas muertes y El síndrome Rubens. En la primera un joven postuniversitario que sobrevive vendiendo quesos y embutidos por tierras gallegas se enamora de una chica que ha leído a Foucault y que le propone mantener una relación sin secretos. Se pueden imaginar lo que pasa cuando el joven se entera de que ella ha mantenido una relación con una amiga. Se lo pueden imaginar, pero yo les recomiendo que mejor lean la historia completa.
En la segunda, otro jovenzazo protagonista también se enamora de una chica (Sara, grande y hermosa) pero antes nos da cuenta con detalle de su máster en carnes generosas: madre de amigo, Compañera de insti, Profesora de matemáticas. Sin embargo, cuando en su historia irrumpe Sara, el narrador y protagonista nos dejará con la miel en los labios porque descubre, y esto es lo que hace que esta novela sea una novela diferente, que dejar de narrar es una forma de amar. La más alta.
Críticas:
«Sidecar es un libro enternecedor y honrado, que no epatará a ningún lector, pero que conmueve sin necesidad de artificios ni malabares. No crean que eso es algún común.»
Sr. Molina en Solodelibros
«Una prosa afilada, vibrante, y trufada de referencias literarias.»
Revista Clarín