Entre la correspondencia diaria, Eloy Granero recibe un sobre que contiene una fotografía. Es una imagen que reconoce perfectamente, que de hecho jamás ha podido olvidar, pero que asalta ahora de pronto la tersa superficie de su vida, una vida de éxito y poder como presidente de la empresa familiar de la que es heredero.
Sólo Claudia, la propietaria de la tienda de fotografía en la que Eloy revela sus carretes desde hace más de veinte años, puede haber tenido acceso a esa imagen.
Sólo Claudia, la incolora e insignificante Claudia, tal vez tenga en sus manos el desvelamiento de un hecho terrible, y con ello la clave para reestablecer el relato de la vida de Eloy.
Las oscuras pasiones, la perversión y el desamparo, la inanidad e incluso un tímido intento de redención, se suceden y se ordenan revelando una existencia que ha transitado la línea de sombra, y a cuyo dibujo, párrafo a párrafo, nos aproximamos cautivados por una indecible fascinación.