Fanny Hill, «moza alta y pelirroja, de firmes e insolentes pechos y atrayentes tobillos», en palabras de Camilo José Cela, es una incauta jovencita de provincias que cae en la prostitución llevada por sus deseos de probar fortuna en Londres. Allí, como pupila de la señora Brown, su compañera Phoebe la instruirá en el amor lésbico y le enseñará el arte de satisfacer a los hombres. Los difíciles comienzos no arredran a Fanny, que al contemplar ciertos encuentros lúbricos va encendiéndose hasta desear ella misma seguir esos derroteros. Desde ese momento, su vida como pupila en distintos burdeles y como amante de varios hombres la, permite mejorar su estatus social, disfrutar al máximo del placer y conocer el amor romántico de la mano del joven y rico Charles. Obra de referencia del erotismo del Siglo de las Luces, desde su publicación, en 1749, influyó en este género hasta bien entrado el siglo XIX, y, a modo de curiosidad, fue la primera novela cuya venta se prohibió en Estados Unidos, allá por 1819.
Al convertir al final a Fanny en una burguesa felizmente casada, Cleland contravino con su novela numerosas normas, entre otras, las de las novelas de la época, que condenaban a las prostitutas a la miseria. Frente a la sórdida realidad de la prostitución londinense de aquella época (se inspiró en Fanny Murray, prostituta de 17 años que trabajaba en la Rose Tavern), dejó a un lado todo detalle de mal gusto. Y, por último, se rió de las costumbres cristianas: la novela es la «confesión» de una mujer que jamás renegó de su vida anterior.