Si estás con los nervios de punta porque no te da tiempo a bregar con tu trabajo, la compra, la colada, la visita al pediatra, los deberes de los niños. Si no llegas ni a limarte las uñas, no hablemos -¡ja!- de ir al gimnasio. Si a veces te desesperas y sospechas que alguien te ha estafado, que no te habían contado que el camino de la maternidad podía llegar a ser tan abrupto y tan plagado de obstáculos02026; Estupendo. Bienvenida al club de las malas madres: no somos las mejores pero somos mayoría. Este club, por cierto, admite también como socios a padres, profesores, tíos, abuelos y todo aquel que se sienta involucrado en la aventura de crecer con los niños.
Lo cierto, por desgracia, es que la mayoría de las madres piensa que no es suficientemente competente. Pero en algún lugar de la mente se crea ese club sin insignias, el club de las malas madres, donde podemos comprobar que la realidad supera a la ficción y que la peor de las madres puede sobrevivir a la mínima que le eche un poco de sentido práctico y un mucho de desidealización y humor.
Éste no es un libro de parenting ni de autoayuda. Es el testimonio de una madre, la escritora Lucía Etxebarria, y de un profesor, Goyo Bustos. Habla de cosas de las que normalmente no hablan otros libros: de la imposibilidad de conciliar carrera y maternidad, de la desigualdad en el reparto de roles y de las dudas serias que acometen a las madres que se ven a sí mismas como «malas madres» frente al ideal de madre abnegada, eficiente y siempre feliz que se nos vende desde los medios, la publicidad o el couché. Es el libro que toda madre debería leer, y que convendría que leyeran, ya de paso, sus parejas, sus familiares y sus amigos.