El autor de este libro bien podría considerarse un modelo que no se debe imitar: apartó a la gente que le quería de su lado, la empresa que él mismo creó se fue a la bancarrota, se dejó seducir por el lujo y el dinero, no trató bien a sus empleados y ambicionaba, por encima de todo, una cosa antes de cumplir los treinta años: comprarse un porsche (aunque para ello tuviese que saltarse todas las reglas). Sin embargo, el nacimiento de su hija Mónica, afectada por una gravísima enfermedad llamada hidrocefalia, fue un regalo que le cambió la vida.
Jil van Eyle, un holandés afincado en España desde hace más de diez años y antiguo ayudante de Frank Rijkaard, nos regala un testimonio duro y conmovedor pero cargado de optimismo. Cuenta cómo Mónica le ayudó a ser mejor persona, a pensar en los demás, a ser feliz con poco y, sobre todo, cómo se decidió a entregarse y ayudar a la gente creando un proyecto mundial llamado Teaming, que ha logrado un éxito planetario sin precedentes y que consiste en microdonaciones voluntarias.