La joven Leïla es repudiada el día de su boda, acusada de no ser virgen, ya que su marido no ha podido abrir su himen. En realidad, en su adolescencia Leïla fue sometida al tqaf, un ritual de brujería mediante el cual quedó «cosida». Solo la misma persona que realizó el ritual podrá «descoserla».
Zobida, la tia de Leïla le propone acompañarla en busca de esa persona. Juntas emprenderán entonces un viaje en el que Leïla descubrirá, además de pueblos, paisajes, tribus y tradiciones, su propio cuerpo y el significado de la palabra sexo.