Varios gobiernos de todo el mundo han hecho un nuevo pacto con sus pueblos: la represión se limita a unos cuantos ciudadanos que cuestionan abiertamente el statu quo. El resto de la población puede gozar de libertad para vivir más o menos como desee, y para amasar y gastar dinero. Ésa es la diferencia entre las libertades públicas y las libertades privadas. Todos elegimos las distintas libertades que estamos dispuestos a ceder. Todos lo hacemos.
Libertad en venta marca una nueva pauta. Plantea la pregunta crucial de por qué tantos ciudadanos inteligentes y ambiciosos en todo el mundo se han mostrado dispuestos a sacrificar la libertad de prensa y la libertad de expresión en su afán de enriquecerse.
Este libro no se centra en los regímenes tiránicos que gobiernan pistola en mano donde el estado es inequívocamente una fuerza malévola y no hay cabida para el mínimo acuerdo. No trata de Zimbabwe ni de Corea del Norte o Birmania. En estos países no existe un pacto entre el gobierno y el pueblo, sino un mero instinto de supervivencia. Se interesa por el contrario en aquellos países que, con independencia de sus matices políticos, han aceptado los términos de la globalización e intenta dar solución a una pregunta clave: ¿por qué se cambia con tanta facilidad libertades por seguridad o prosperidad?
Los políticos siempre han perseguido por instinto el poder y la forma de conservarlo, por medios honrados o delictivos. Menos comprensibles son las razones por las que muchos 02014;tanto en estados autoritarios como democráticos02014; sucumbimos, y por qué tan pocos nos preguntamos por qué lo hacemos. Sean cuales sean los sistemas en los que vivimos, nuestras prioridades se parecen más de lo que nunca admitiríamos.