El gozo intelectual: desde el estimulante título se intuye que no es éste un ensayo al uso sobre el farragoso tema de cómo se adquiere nuevo conocimiento. Y no, no lo es: como las demás obras del autor dista tanto del fárrago como de los usos trillados por el pensamiento científico. En la primera parte, «la teoría», Wagensberg erige un sólido esquema conceptual: empezando por los cimientos de las definiciones de los términos fundamentales 02013;estímulo, conversación, comprensión02013;, que a su vez delimitan las fases de la adquisición de conocimiento y sus «gozos mentales» asociados, hasta alcanzar la noción clave, que cierra y sustenta el edificio, la de gozo intelectual, «el que ocurre en el momento exacto de una nueva comprensión». Este concepto, «largamente intuido y vivido», condensa y cifra una sospecha 02013;que es también una esperanza02013;, la de que no hay conocimiento verdadero sin gozo. Completan esta parte unas sustanciosas reflexiones críticas en las que el autor aplica el esquema conceptual a los campos de la creación y la educación, destilando la elegancia y la finezza de quien lleva más de treinta años en la brega. En la segunda parte, «la práctica», se recogen sesenta y tres artículos 02013;«historias y reflexiones del quehacer diario de un científico»02013; agrupados en siete familias. En estos textos surgen el estímulo, la conversación, la comprensión y la intuición en una gran variedad de casos y situaciones: viajes y cenas, lecturas y conferencias02026;, cualquier circunstancia puede ser propicia para el gozo intelectual. Historias vívidas y vividas, preñadas de humor y erudición, en las que anécdotas y reflexiones se enriquecen mutuamente en un juego especular que hará las delicias del lector más avisado.