Un clásico olvidado de la literatura inglesa, a la altura de la obra de Lewis Carroll o Charles Dickens.
Tom, un deshollinador de diez años, cae por la chimenea de una casa de campo donde lo han llevado a trabajar. Tras el revuelo causado, huye hacia un estanque: allí se transforma en un niño del agua, que deberá madurar con la ayuda de las hadas y las criaturas marinas hasta convertirse en un nuevo ser más libre.
Esta novela, publicada dos años antes que Alicia en el país de las maravillas, corrió una suerte paralela, versión de Disney incluida: por su forma de fábula fantástica se la ha confundido a menudo con un relato para niños, cuando en realidad rompe las barreras de la edad y, entre otras cosas, denuncia la esclavitud infantil, la calidad del sistema educativo, la relatividad del conocimiento, los errores científicos y la evolución de las especies defendida por Darwin.
La crítica dijo...
«Al fondo de sus novelas late el observador fiel de las cosas pequeñas, el intérprete de su sentido filosófico. La naturaleza le hablaba a Kingsley mediante el susurro de las hojas, el murmullo de los cauces, el zumbido de las abejas; incluso en los rayos de sol sobre las rocas veía él un mensaje.»
Lafacdio Hearn