Basta echar un simple vistazo a la prensa internacional para admitir la existencia desde hace tiempo de un ataque contra la Iglesia Católica y, en particular, contra la figura del papa Benedicto XVI. Un ataque fundado sobre el odio ante cualquier cosa que diga o haga. Por ejemplo, la absurda polémica suscitada por las alusiones a Mahoma en el discurso de Ratisbona que causó la ira en los medios islamitas; la controvertida dimisión del arzobispo de Varsovia Wielgus, antiguo colaborador de los servicios secretos comunistas; el levantamiento de la excomunión a los obispos lefebvrianos; la crisis diplomática tras las declaraciones sobre el preservativo en su primer viaje a África; los terribles casos de pedofilia o la reinterpretación de las profecías marianas de Fátima y Civitavecchia.
De polémica en polémica se ha querido «anestesiar» el mensaje de Benedicto XVI, tachándolo de Papa «retrógrado». Sin embargo, se olvidan sus esfuerzos en grandes temas como la pobreza, la globalización o la familia. Así como sus duras palabras contra el capitalismo salvaje o la invitación a la caridad y la fraternidad. ¿Se puede afirmar que existe una estrategia orquestada detrás de cada uno de estos ataques? ¿O más bien es consecuencia de una ausencia de dirección y de estrategia comunicativa de la gente más próxima al Pontífice? ¿Este ataque tiene su origen solo fuera de la Iglesia o nace también en el interior de los ambientes eclesiales?
Dos autorizados vaticanistas documentan todo lo que ha ocurrido, haciendo hablar a los protagonistas más cualificados y recogiendo testimonios inéditos que demuestran la existencia de tres tipos de ataques contra Benedicto XVI: el primero proviene de fuerzas externas a la Iglesia, el segundo tiene que ver con el disenso interno que hay en la propia Iglesia y el tercero procede de su entorno más cercano...