Con este volumen culmina la trilogía sobre la religiosidad en España durante la Edad Media. En el primero se afrontaba el análisis de este fenómeno social en los primeros siglos medievales (siglos VII-X), para dedicar el segundo al estudio de los siglos centrales del Medioevo (XI-XIII). Con este tercero se examina la problemática de las postreras centurias (XIV-XV) del amplísimo periodo medieval. Se tienen en cuenta también aquí el modelo y los principios teóricos que determinaron los trabajos anteriores: el significado de la religiosidad como realidad determinada por las interrelaciones estructurales del feudalismo, en cuyo modo de producción se inscribe toda la época, sin olvidar la dinámica determinante de la propia religiosidad a lo largo de esos doscientos años finales del universo medieval ni las relaciones recíprocas de las tres religiones del Libro, justo en un periodo en el que la influencia del cristianismo, instalado en el poder de manera definitiva, fue decisiva para la suerte, negativa, y desastrosa a la larga, de los seguidores de la Toráh y del Corán.
A lo largo de esta obra no se pierde nunca de vista la tan traída y lleva «gran depresión» que afectó a todas las estructuras del sistema feudal durante el siglo XIV sobre todo. Pero consideramos esa dinámica, en principio negativa, no como una crisis agónica y final del sistema, sino, y sobre todo, como una profunda transformación del mismo, que posibilitará su consolidación al traspasar los umbrales de lo que denominamos modernidad. La vida y las experiencias religiosas estuvieron también sometidas a la misma dinámica, llena de contradicciones, de «decadencia» y de «transformaciones». La Iglesia rica y poderosa de la etapa más brillante de la Reconquista, hasta el siglo XIII inclusive, tuvo que experimentar las profundadas convulsiones de dicha crisis, para salir, asimismo, airosa y reforzada: con nuevos y más poderosos jerarcas, capaces de desempeñar funciones de enorme importancia en los siglos siguientes, pero más humanizada y evangélica, al socaire de la llamada Devotio moderna, presente ya en alguna de las corrientes humanistas, y que tendrá su continuidad en la época de la Reforma.
Francisco Javier Fernández Conde es doctor en historia de la Iglesia por la Universidad Gregoriana de Roma y doctor en historia por la Universidad de Oviedo, donde cumple funciones de docente como catedrático de geografía e historia en el Departamento de Historia. Como consecuencia de su primera formación, la historia eclesiástica y la paleografía y diplomática, ha trabajado temáticas relacionadas con estas disciplinas, en estudios sobre documentación, cultura y religiosidad. Desde 1985 amplía el ámbito de sus investigaciones, utilizando dos nuevas fuentes, las arqueológicas y las etnográficas, de ahí que varias de sus producciones científicas posteriores tengan que ver con estudios del territorio y con síntesis generales de historia social.
Entre sus numerosas publicaciones, destacan El Libro de los testamentos de la catedral de Oviedo (Roma, 1971); Gutierre de Toledo, obispo de Oviedo (1377-1389) (Oviedo, 1978); la coordinación y redacción parcial de la Historia de la Iglesia en España, II/1-2, (Madrid: BAC, 1982); la edición de documentación inédita del monasterio de San Pelayo, con I. Torrente y G. de la Noval (4 vols., Oviedo, 1978-1990); El señorío del cabildo ovetense. Estructuras agrarias de Asturias en el tardo Medioevo (Oviedo, 1993); La religiosidad medieval en España. Alta Edad Media (siglos VII-X) (Oviedo, 2000; 2.ª ed., en esta misma colección, 2008); La religiosidad medieval en España. Plena Edad Media (siglos XI-XIII) (Trea, 2005); La España de los siglos XIII al XV. Transformaciones del feudalismo tardío (San Sebastián: Nerea, 2004); Prisciliano y el priscilianismo. Historiografía y realidad (Trea, 2007), y El monasterio de la Asunción de Santa María. Veinticinco años de historia (1983-2008). Monjas benedictinas (Santiago de Chile, 2011).