Luciano G. Egido, autor de culto entre todos aquellos que lo conocen y han disfrutado de sus anteriores obras -El cuarzo rojo de Salamanca (Andanzas 184), una deslumbrante primera novela que mereció el Premio Miguel Delibes 1993, El corazón inmóvil (Andanzas 235), con la que obtuvo el Premio de la Crítica en 1995, y, en 1996, La fatiga del sol (Andanzas 283)-, nos sorprende ahora con El amor, la inocencia y otros excesos, una novela policiaca, pero también novela de amor, de recreación literaria a partir del mundo de Proust, escrita con el estilo hipnotizante a que nos tiene acostumbrados.
Cuatro homicidios separados en el tiempo, cuatro hombres de diferente biografía y profesión asesinados por procedimientos bien dispares, desde el tiro a bocajarro hasta el silencioso uso del veneno02026;, y un inspector de policía que no ceja en su empeño de llevar hasta el final sus investigaciones. Como trasfondo, una apasionada historia de amor entre una mujer madura, liberada hace tiempo de sus condicionamientos de clase, de su educación cristiana y de su ideología, y un hombre mayor, en el umbral de la vejez, de un profundo primitivismo sentimental que le impulsa a vivir un amor loco, entre el idealismo más refinado y la más obsesiva irracionalidad. Dando la palabra a los diferentes personajes implicados, desde el inspector de policía a la amada o las víctimas, Luciano G. Egido hurga en las pasiones más inconfesables y nos muestra la parte más sórdida y la más inocente del amor.