El 4 de septiembre de 1944 Hans Fallada es encarcelado. Está prácticamente acabado: es un alcohólico, un hombre incapaz de escribir y está acusado de intentar asesinar a su mujer. Bajo la mirada continua de sus captores, anota sus recuerdos y reflexiones desde los inicios del nazismo hasta su reclusión. Informa sobre el mundo de los soplones, del peligro que corre su creatividad literaria, del destino de muchos amigos y colegas.
Con el fin de ahorrar el escaso papel del que disponía y camuflar su escritura utiliza abreviaturas. Sus peligrosas anotaciones se convierten en una especie de «criptografía» que no pudo ser descifrada hasta después de su muerte. Finalmente consigue sacar el manuscrito en secreto de la cárcel. Durante años estas páginas, honestas y provocadoras, se dieron por perdidas. Hoy el lector español puede disfrutar por primera vez de un testigo único, tanto por lo singular de sus vivencias como por la maestría de su expresión literaria.
La publicación simultánea en Seix Barral de este diario y la novela El bebedor, inéditos hasta ahora en español, es una ocasión única para descubrir a uno de los autores más destacados de las letras alemanas recientes, del que Hermann Hesse dijo: «Merece los mayores elogios por escribir con tanto realismo y veracidad, con tanta proximidad a la vida.»