Estas son las desventuras de un joven siciliano de buena familia, Cándido Munafò, desde la noche en que desembarcan los aliados en 1943, que es también la noche de su nacimiento, hasta 1977, año que revive París el mito revolucionario de mayo de 1968. Ignorado por padre y madre, crece junto al abuelo, un general de las milicias fascistas y, más tarde, diputado demócrata-cristiano. Este ser preguntón e incómodo, este «pequeño monstruo», terminará en manos de un preceptor, un cura párroco muy peculiar, también hereje por vocación, en quién encontrará al interlocutor ideal. Juntos, pedirán cuentas a los santones de las dos grandes Iglesias de nuestro tiempo : la católica y la comunista. «Las cosas siempre son sencillas», suele decir Cándido, pero es precisamente esta ansiedad suya por llegar al fondo de las cosas y llamarlas por su nombre la que le mete en tantos líos, condenado como está a conocer muy pronto la hipocresía que rige la ficción de la llamada vida civil.