Su punto de partida es una perspectiva espiritual sobre las relaciones entre humanos y animales. Y ello les lleva a defender, de modo apasionado y persuasivo, que, si aplicamos esos mandamientos en nuestra vida cotidiana, la Tierra y todos sus habitantes podrán vivir en completa armonía. El libro desarrolla la idea de que nuestra obligación es vivir en estrecho contacto con los animales 02013;puesto que los humanos formamos parte del reino animal02013; y nos dice que debemos aprender a conocerlos y entenderlos para poder protegerlos y evitar su extinción. El tema central de los mandamientos es la importancia y el valor que tiene cualquier animal como individuo, con su propia personalidad e idiosincrasia, algo sobre lo que ambos autores vienen escribiendo desde hace años. La conclusión es que se trata de diez mandamientos simples y a la vez profundos, pues, además de ayudarnos a reflexionar sobre nuestra forma de vivir en el planeta y mostrarnos cuáles son nuestras responsabilidades como 0201C;gestores0201D; del mundo natural, nos enseñan algo todavía más importante: cómo respetar cualquier forma de vida.