Luis Suárez se adentra en la vida del predecesor de Isabel la Católica para desvelar quién era realmente ese soberano injustamente difamado y olvidado por la historia.
Desde que, en 1930, don Gregorio Marañón y Posadillo publicara su primera versión del ensayo biológico sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo y posteriormente en 1945 se tradujera El rey huraño, los investigadores han dispuesto de datos que permiten enfocar los acontecimientos de las décadas centrales del siglo XV desde una perspectiva más original y correcta.
La displasia acompañada de malformación en la actividad sexual, que padeció Enrique IV de Castilla, nos ayuda a comprender sus actitudes cambiantes, su gusto por el canto, o la afición al aislamiento que podría tomarse por misantropía.
El equipo de consejeros que rodeó al rey, al contrario de guardar su buen nombre, utilizaron sus defectos al servicio de intereses políticos. Triste vida, por tanto, la de Enrique IV. Pero se trata de un reinado clave en la Historia de España.