«Hoy prolifera un nuevo tipo de perros guardianes que merodean por predios a menudo alejados de las cátedras universitarias. En realidad, no hace falta buscarlos: están por todas partes y son ellos los que saben dónde encontrarnos.»
Manuel Rodríguez Rivero
Libro de referencia, un discreto clásico, cautivador e inteligente, publicado en 1932, que mantiene toda su fuerza combativa ante el despotismo, cargado de sinrazón, del pensamiento dominante. Paul Nizan, muerto en el campo de batalla de Dunquerque, en 1940, arremete contra los defensores del orden, contra los valores morales y socio-económicos burgueses y, por extensión, contra sus perros guardianes: los filósofos idealistas.
Se propone un juego de lectura. Cámbiense los términos olvidados por otros actuales; sustitúyanse los ilustres nombres franceses, objeto de la crítica, por sus equivalentes nacionales o más próximos. El resultado quizá le sorprenda (o no): la crítica sigue vigente. Los perros guardianes es un libro singular, violentamente imprescindible.
Los editores