Neruda narra, con la inigualable potencia verbal que caracteriza a sus mejores escritos, no sólo los principales episodios de su vida, sino las circunstancias que rodearon la creación de sus poemas más famosos.
Magistralmente, el autor expone tanto su concepción del arte y de la poesía cuanto los motivos que le llevaron a defender hasta el final de su vida sus conocidas posiciones políticas. De forma no menos brillante, rememora la figura de algunos amigos: García Lorca, Alberti, Miguel Hernández, Eluard, Aragon y su relación con personajes destacados de la política contemporánea. A este respecto, resulta particularmente emotiva la evocación que cierra este libro de su amigo el presidente Allende escrita a los tres días de su trágica muerte.
«El poeta -escribió Neruda- debe ser parcialmente, el cronista de su época.» A lo largo de estas Memorias, Pablo Neruda se mostró como un auténtico cronista y testigo de nuestro tiempo. El presente libro manifiesta una vez más que un poeta es una «conciencia puesta en pie hasta el fin», y la tensión estilística de la prosa de Neruda es equivalente a la tensión expresiva y a la perentoria vigencia y exigencia moral que caracteriza su obra poética.