El inspector Thomas Lynley se queda perplejo cuando recibe la orden de infiltrarse para investigar la muerte de Ian Cresswell por petición del tío de la víctima, el acaudalado y poderoso Bernard Fairclough. Su muerte había sido archivada como accidental, y no hay indicios de que, efectivamente, pudiera ser de otra manera. Tras pedir ayuda a sus amigos Simon y Deborah Saint James, Lynley pronto descubre que el clan Fairclough esconde múltiples secretos, mentiras y motivos suficientes para el asesinato.