«Las voces bajas es la novela de la vida. Son las voces de los niños, las mujeres que hablan solas, los emigrantes, los muertos, los animales... Las voces de los que no quieren dominar y se alimentan de palabras y cuentos.» Escrita al modo de una autobiografía, todo parece verdad y todo, imaginación. Es el efecto de una novela de la memoria encendida. La mirada de la infancia va descubriendo, con una mezcla de miedo, estupor y maravilla, lo que hay de extraordinario en la existencia de la gente corriente. Una construcción de humor y dolor, donde las palabras pelean y se abrazan con la vida. En Las voces bajas, el amor y la ironía sostienen a pulso el retablo humano.