Estas memorias son la confesión descarada y escandalosamente íntima, escrita sin temor ni pudor, de un hombre exasperado, a la búsqueda incansable de un afecto que jamás supo conseguir o conservar, y cuya ansiedad acabó resolviéndose siempre, a cada instante, en sexo a secas, sin rodeos, sin máscaras, en todas las posibles facetas, hasta sus últimas consecuencias, desde las más triviales y fortuitas hasta las más violentas y sórdidas. Para Kinski vida y sexo no son sino una y única cosa. De no ser por la descarnada sinceridad que rezuma todo el libro, el lector podría pensar a priori 02014;tal es el infierno que describe Kinski como propio de su vida02014; que hay en él simple provocación y escándalo. Pero nadie que lea esta confesión estremecedora, nada halagadora para el autor, puede ser llevado a engaño. Hoy, ya fallecido él a los 65 años, se convierte, además, en un valioso documento autobiográfico.