Los grandes líderes democráticos como Abraham Lincoln, Mohandas Gandhi y Martin Luther King comprendieron la importancia de cultivar las emociones. Sin embargo, los partidarios del liberalismo suelen dar por supuesto que una teoría de los sentimientos públicos iría en contra de la libertad y la economía. Nussbaum pone en cuestión este supuesto y estudia las propuestas de religión civil o religión de la humanidad que autores como Jean-Jacques Rousseau, Auguste Comte, John Stuart Mill y Rabindranath Tagore han planteado a lo largo de la historia. A partir de ello nos explica cómo una sociedad decente puede utilizar recursos de la psicología humana al tiempo que limita los perjuicios que causa el lado más oscuro de nuestras personalidades.