«Stendhal se permite el lujo de imaginar a un héroe entregado al frenesí de la acción porque sí, impulsado por lo que él llama 0201C;ese instinto de felicidad0201D;, viviendo entre exaltantes peligros y aventuras, superando obstáculo tras obstáculo casi con una sonrisa en los labios. La novela ofrece ahora espacio suficiente a la fantasía y se convierte en el terreno de pruebas imaginativo de una gran personalidad.»
De la introducción de Carlos Pujol