Magreb el Aksa es uno de los más reveladores y ocultos libros escritos sobre Marruecos y el primero que podemos considerar plenamente contemporáneo. Robert B. Cunninghame Graham (1852-1936), su autor, el admirable escritor escocés, que ya había pasado temporadas viviendo en Tánger desde la década de los años 80 del siglo XIX, recorrió a caballo el por entonces llamado Imperio de Marruecos durante varios meses, en 1900, antes de que penetraran en el país Francia y España, y nos lo cuenta en este volumen, que fue considerado por su amigo Joseph Conrad «el mejor libro de viajes del siglo»; lo que no es pequeño elogio teniendo en cuenta la relevancia del propio Conrad y el que en «ese siglo» haya de inscribirse también Mi peregrinación a la Meca y Medina de Sir Richard Francis Burton, por citar un solo viajero inglés en una época singularmente rica en viajeros más o menos ingleses. Libro que no defraudará a nadie que sienta interés por Marruecos, los libros de viajes o la literatura. Bernard Shaw, correligionario socialista y uno de los mejores amigos de Cunninghame Graham, declara, en el prólogo a La conversión del capitán Brassbound la deuda contraída con él: «Reclamo como mérito notable en la paternidad de esta comedia, el haber sido lo bastante inteligente para hurtar el lugar de la escena, las circunstancias, el ambiente, la geografía, el conocimiento del oriente, los fascinantes cadís, negros marineros, jeques y castillos de barro, de un excelente libro de viaje filosófico y animada aventura, titulado Magreb el Aksa (El santísimo Marruecos) por Cunninghame Graham. Mi conocimiento de primera mano de Marruecos se funda en un paseo matinal por Tánger y una observación superficial de la costa a través de unos gemelos desde el puente de un barco, después de la fecha en que se escribió la comedia. Cunninghame Graham es el protagonista de su propio libro; pero no lo he elegido por protagonista de mi comedia, porque un personaje tan increíble hubiese frustrado su verosimilitud, tal como es. Hay momentos en que yo mismo no creo en su existencia. Y, sin embargo, debe de ser real; pues lo he visto con mis propios ojos y soy uno de los pocos seres que puede descifrar el curioso alfabeto con que escribe sus cartas».
Robert Bontine Cunninghame Graham (Londres, 1852-Buenos Aires, 1936) aunque nació en Inglaterra y escribió en inglés y fue, en genio y figura, un completo británico, tanto que su ascendencia era realmente escocesa, «Don Roberto» -al igual que su compatriota y amigo, el naturalista Guillermo Enrique Hudson- pertenece, de algún modo, a la literatura hispánica, si es que esta existe. En España vivió buena parte de su niñez y su adolescencia. Su primera juventud se la pasó en las pampas, convertido en un completo gaucho; visitando luego América numerosas veces, generalmente a caballo, como era natural en él. Nunca le interesó eso que llaman «carrera literaria», y nunca escribió una sola novela, cosa esta, la de la novela, que dejó para su vida, tan totalmente novelesca que cuando su amigo y correligionario socialista, Bernard Shaw, quiso llevarla al teatro, tuvo que diluirla y aligerarla (así lo confesó en el prólogo) para hacérsela verosímil a los espectadores. No casualmente existen una docena de biografías que retratan su vida y su persona; casi más que reediciones de sus libros, con toda certeza no menos apasionantes, pero menos conocidos que su vida. Publicó una docena de volúmenes de relatos magistrales por vívidos y verdaderos, media docena de biografías de personajes hispánicos y un puñado de libros de viajes, personalísimos y extraordinarios. Ediciones Espuela de Plata está trabajando en el rescate de su obra y hasta la fecha ha publicado los siguientes títulos: El río de la Plata (2004), Trece historias (2006), Cartagena y las riberas del Sinú (2010) y Bernal Díaz del Castillo: Historiador de la Conquista (2011).