La prosa nítida de Selva Almada plasma en negro lo invisible, y las formas cotidianas de la violencia contra niñas y mujeres pasan a integrar una misma trama intensa y vívida. Con Chicas muertas la autora abre nuevos rumbos a la no ficción latinoamericana.
«Tres adolescentes de provincia asesinadas en los años ochenta, tres muertes impunes ocurridas cuando todavía, en nuestro país, desconocíamos el término femicidio.»
Tres asesinatos entre los cientos que no alcanzan para titulares de tapa ni convocan a las cámaras de los canales de Buenos Aires. Tres casos que llegan desordenados: los anuncia la radio, los conmemora un diario del pueblo, alguien los recuerda en una conversación. Tres crímenes ocurridos en el interior del país, mientras Argentina festejaba el regreso de la democracia. Tres muertes sin culpables. Estos casos, convertidos en obsesión con el paso de los años, dan lugar a una investigación atípica e infructuosa.