El ser humano ha olvidado que hace millones de años comenzó un juego que consistía en ignorar momentáneamente su esencia divina. Poco a poco dejó de ver las cosas tal como eran para crear una realidad a partir de un sistema de creencias, inconsciente e incontrolado, según los modos negativos de la propia vida emocional.
El poder de elegir profundiza en el arquetipo de la víctima y en cómo deshacerse del excesivo personalismo disolviendo las porciones del ego que nos impiden trascender.