Todos los biógrafos del incomparable escritor ruso Liev N. Tolstói han reconocido en el protagonista de estas memorias al novelista mismo, que con maravilloso arte y rara sinceridad expone en ellas todo el desarrollo intelectual y moral de su vida hasta la época de su juventud.
Escritas entre 1851 y 1857, estas memorias quedaron interrumpidas. Sin embargo, gracias a su excepcional capacidad de introspección, Tolstói trasladó el relato de su vida al de sus personajes. Su memoria vital permanecerá atrapada para la eternidad en la urdimbre de sus narraciones y nunca más, a pesar de haberlo considerado en su madurez, volverá a retomar el relato de su vida.
Estas memorias nos muestran la ternura del niño que contempla a su hermana menor golpeando con sus diminutas manos el piano, el vértigo del adolescente que debe enfrentar su primer baile o el estupor de éste ante la pérdida de su madre. Un documento excepcional en el año en que se conmemora el centenario de la muerte de uno de los autores más relevantes de la literatura del siglo XIX.