Los otomanos, los mogoles, los manchúes, los británicos, los soviéticos, los japoneses y los nazis... Todos los imperios que construyeron estaban destinados a ser eternos; y todos cayeron. Sin embargo, como John Darwin muestra en este magnífico libro, su ambición imperial creó el mundo que hoy conocemos. La muerte del gran emperador turco-mongol Tamerlán en 1405 supuso un punto de inflexión en la historia universal. Tamerlán fue el último de los «conquistadores del mundo» pertenecientes a la tradición de Atila y Gengis Kan. Nunca más volvería un solo hombre a unir Eurasia bajo su dominio. Y no habían pasado ni cincuenta años de su desaparición cuando los Estados de Occidente comenzaron a explorar las rutas navales que habrían de convertirse en las arterias de los grandes imperios marítimos. Esta es la historia de lo que ocurrió a partir de ese momento. Basándose en un poderoso ejercicio de historia comparada, John Darwin ofrece una innovadora mirada a la historia global, cuestionando las visiones eurocéntricas de nuestro pasado colectivo. Desde el ascenso y declive de las potencias europeas hasta la presencia colonial cada vez mayor de Estados Unidos y el resurgimiento de China y la India como poderes económicos globales, este libro brinda una perspectiva fascinante sobre el pasado, presente y futuro de los imperios.