Una novela-río; un delirante y profundo retrato de grandes esperanzas, promesas incumplidas, ganas de comerse el mundo y magros resultados, todo girando en torno al amor y su posible imposibilidad. Un gran ejercicio de introspección narrativa con personajes plenamente instalados en mundos que les es totalmente ajeno.
Plutarco, Valentina, Nicolás y Balbina viven, o tratan de vivir, sus vidas entre Nueva York, Barcelona y la Ciudad de México. Jóvenes, cultos y educados, aspirantes a veces a la gran burguesía, aunque sin mucha convicción, viven una serie de desengaños -amorosos, existenciales, económicos, familiares...- que los dejarán en la estacada. Y al parecer no hay manera de recuperar la esperanza, excepto de manera temporal: «Dejé de creer en la humanidad a muy temprana edad, y nadie se encargó de que creyera lo contrario hasta el martes 17 de junio de 2008. Mi esperanza en la humanidad resucitó a partir de esa fecha y hasta el 17 de octubre de 2009».
Toda lucha parece espuria y todo acto, inútil; sin embargo, quizás a pesar de sí mismos, nuestros personajes no pueden dejar de perseguir el amor...