La ocultamos, fingimos ignorarla, pero por más que se mire para otro lado, por más que se cambie de tema o se baje la voz cuando asoma en la conversación, la vejez, el envejecimiento, están ahí, forman parte de nuestra vida. Apenas sin percibirlo, hemos cumplido los cincuenta, los sesenta, los setenta02026;
¿Se puede componer un libro hermoso y lúcido sobre esta cuestión? Aurelio Arteta nos demuestra en esta obra, casi un dietario, que sí, que es mejor perder el miedo, y que pensar y vivir la vejez con naturalidad nos conviene. Entre la introspección y la mirada atenta al mundo, sin hurtar nada a la meditación, Arteta entreteje de cuando en cuando diálogos con otros pensadores clásicos y contemporáneos, pero también estampas casi costumbristas y fogonazos que deslumbran como certeros aforismos de sabiduría.
Una obra emotiva, diferente, todo un luminoso ejercicio de reflexión sobre el día a día del envejecimiento, con una moraleja clara: mejor haber nacido. Si hoy la ciencia ha añadido años a la vida de la gente, sólo de nosotros depende colmar de vida esos años, merecer una existencia humana más plena. Es decir, digna de ser vivida a pesar de los pesares de la vejez.