La historia imposible del último descendiente de Moctezuma en la España de los años sesenta: un príncipe o un impostor.
Jordi Soler mezcla realidad y ficción en una novela de prosa arrolladora. Un viaje de ida y vuelta entre México y España en el que la Historia, con mayúscula, se entremezcla con la exuberante imaginación del escritor.
Esta es la crónica de la estirpe del último emperador azteca. O bien es el relato de un monumental engaño urdido por un pícaro del siglo XXI. Tal vez es las dos cosas al mismo tiempo, ya que la Historia ofrece a menudo las suficientes grietas como para que por ellas se filtre la invención.
En el siglo XVI, una hija de Moctezuma es raptada por un noble español que la lleva hasta un pueblo remoto del Pirineo. Allí nacerá un niño, origen de una enloquecida familia vinculada a un tesoro que, según cuenta la leyenda, fue enterrado por la princesa en tierras catalanas. La búsqueda de ese tesoro conduce al narrador hasta un personaje inverosímil, Kiko Grau, quien, aprovechando su condición de heredero del imperio azteca, se introduce en la alta burguesía de Barcelona. Entre el delirio, la picaresca y la responsabilidad histórica que le impone su origen, Su Alteza Imperial triunfa en la España franquista estafando a todos aquellos que anhelan añadir a su nombre un título nobiliario que los avale socialmente. Por absurdo que sea el título. Por falso que sea el reconocimiento que conlleve.
Ese príncipe que fui es la deslumbrante narración de la vida frenética de Federico de Grau Moctezuma, de sus glorias y de sus fracasos, de su afán de ostentación, de su afición a la fiesta y al alcohol, de su ascenso y su caída, y de su oscuro retiro en un pueblo mexicano cuyos habitantes son los únicos que reconocen sus nexos con la realeza prehispánica.
Reseña:
«La vida como obra literaria.»
Carlos Pardo, Babelia
La crítica ha dicho sobre el autor y su obra:
«Vividor, esperpéntico, estafador, borracho, parásito del franquismo, esta muy peculiar Alteza Imperial, pese a todo un digno exponente del quijotismo universal, junto con su Crispín -su sanchesco escudero gitano- confirma una pareja singular que logra enamorar al lector a lo largo de estas páginas deliciosas.»
Laura Restrepo
«Una imaginación mágica y arrolladora.»
Jorge Semprún
«Un autor imposible de olvidar.»
Jesús Martínez Gómez, Mercurio
«Un narrador fuera de serie.»
Delphine Peras, Lire
«Jordi Soler es, ante todo, un poeta.»
Xavier Houssin, Le Monde
«De vez en cuando encontramos un libro que nos atrapa y nos transporta, que nos hace sentir y pensar, que nos sacude y nos entusiasma como una descarga eléctrica. A mí me pasó esta semana, y el libro se llama Los rojos de ultramar.»
Ignacio Martínez de Pisón
«La novela es en sí misma una reflexión sobre la identidad, sobre la estupidez de creerse diferente por haber nacido en un sitio u otro, sobre el exilio y las epifanías que uno vive cuando sale de su espacio.»
Jorge Sanz Barajas, Heraldo de Aragón