La biografía definitiva del dramaturgo más importante de todos los tiempos.
Son muchos los que consideran a William Shakespeare el mejor escritor de todos los tiempos por su ingenio, la universalidad de sus conflictos, la profundidad de los personajes, la revolución sin precedentes que supuso su obra... Pocos autores han marcado un antes y un después de forma tan incuestionable. Sin embargo, casi nada se sabe con certeza de su vida. Durante siglos se han sucedido especulaciones de todo tipo, sin que ninguna arrojara luz convincente sobre el gran misterio.
Stephen Greenblatt, uno de los mayores expertos en Shakespeare, propone aquí una original hipótesis arropándose en la obra misma del dramaturgo y en la de sus coetáneos. De un modo similar a la manera en que Hamlet observaba la efigie de su padre («Una combinación y una forma sin duda / en las que cada dios parece / haber puesto su sello / para mostrar al mundo el espejo de un hombre»), así mismo es este libro mucho más que una biografía. También es un riguroso estudio de los escritos de Shakespeare y, sobre todo, un magnífico retrato de la Inglaterra isabelina.
Reseñas:
«Asombrosamente bueno. Es el libro más inteligente y sofisticado, y también el estudio más colosalmente apasionado que he leído jamás sobre la vida y obra de Shakespeare.»
Adam Gopnik, The New Yorker
«Un libro de lectura compulsiva, original como pocos. Greenblatt ha conducido la investigación más empática posible sobre el modo en que las experiencias vitales de Shakespeare penetraron en sus obras.»
Stanley Wells
«Tan absorbente, lúcido y coherente que su llegada no es solo bienvenida sino motivo de celebración.»
Dan Cryer, Newsday
«Elocuentemente escrito, ricamente detallado y revelador desde el primero hasta el último capítulo [...]. Es inevitable que logre un lugar entre los estudios esenciales de losmejoresescritores.»
William E. Cain, Boston Sunday Globe
«Una magnífica hazaña.»
Denis Donoghue
«Una deslumbrante e ingeniosa biografía.»
Richard Lacayo, Time
«Greenblatt evoca con concisión y vívidamente el mundo isabelino.»
Mitchiko Kakutami, The New York Times