Stalin no fue el único protagonista de la historia de la Rusia soviética después de la muerte de Lenin. Sheila Fitzpatrick, una de las máximas autoridades en la investigación sobre la Rusia de Stalin, puede ahora renovar, gracias a la apertura de los archivos rusos, nuestro conocimiento de unos personajes que no sólo colaboraron en la política de Stalin sino que, tras el suicidio de su esposa, se convirtieron en sus compañeros habituales. Seguimos con ellos la historia de los años peligrosos de la colectivización, las Grandes Purgas, las derrotas iniciales de la segunda guerra mundial, la decadencia del dictador, cuando sus propias vidas corrieron peligro, y luego, tras su muerte, el proceso que acabó con la ejecución de Beria y el triunfo de Jruschov.