Eric Hobsbawn dedicó este libro a unos personajes que no suelen aparecer en los libros de historia, aunque hayan dejado un legado más importante para nosotros que el de muchos reyes, ministros y generales. Gente poco corriente, como los héroes de una tradición radical que va de los destructores de máquinas de la primera industrialización hasta nuestros días, pasando por los «zapateros políticos». Como los guerrilleros de Vietnam, los estudiantes de mayo de 1968 o los protagonistas de la «revolución sexual». O finalmente, como los hombres del jazz, que acierta a situar en el lugar que les corresponde por justicia en la historia de la cultura del siglo XX.