Perseguidos por el extraño accidente en que falleció su padre, Jim y Bob huyeron de su pueblo natal en Maine, dejando allí a su hermana Susan, y se instalaron en Nueva York tan pronto como se lo permitió la edad. Pero su frágil equilibrio emocional se ve desestabilizado cuando Susan les llama desesperada y necesita su ayuda. Así, los hermanos Burgess vuelven a los escenarios de su infancia, y las tensiones que moldearon y ensombrecieron las relaciones familiares, silenciadas desde hace años, vuelven a la superficie de manera imprevisible y dolorosa.