Las investigaciones modernas muestran claramente que la gente cuyo procesamiento de la información es cerrado y resistente al cambio no sólo genera un cúmulo de trastornos psicológicos personales, sino que afecta a la sociedad en la que viven. La fuerza del pensamiento flexible radica en que a pesar de la resistencia y los obstáculos, podemos inventarnos a nosotros mismos y fluir con los eventos de la vida sin lastimar ni lastimarnos. ¿Quién no ha sido víctima alguna vez de la estupidez recalcitrante de alguien que por su rigidez mental no es capaz de cambiar de opinión o intenta imponer sus puntos de vista?