Escrita a comienzos de los años treinta, la comedia TRES SOMBREROS DE COPA, germen de toda la producción teatral de Miguel Mihura, tardó veinte años en ser estrenada y produjo, en el momento de su estreno, escándalo y asombro. Mientras muchos espectadores la calificaban de inmoral, la crítica veía en ella una ruptura con el teatro cómico anterior, un comienzo absoluto que presagiaba el teatro del absurdo. La fuerza dramática de la obra radica en la oposición de dos mundos irreconciliables: el de la burguesía provinciana esclavizada por mil convenciones, y el de un grupo de automarginados de esa sociedad que buscan la libertad y rechazan la moral hipócrita. No hay aquí lucha de clases ni se propugna una alternativa social. Las grandes tensiones se redimen por medio de un humor que rezuma escepticismo.