¿Son necesariamente negativas las dificultades que obstruyen la labor del escritor? ¿Acaso sería preferible que el acto de la escritura transcurriera con la fluidez y serenidad del río de aguas cristalinas? ¿O bien la carga psicológica que impone el impulso narrador constituye un acicate, un instrumento para cobrar conciencia de uno mismo? A partir de estas preguntas, Victoria Nelson analiza la a veces ardua tarea de escribir, y especialmente su momento determinante: aquel en que el escritor trata de convertir ideas e imágenes vagas en palabras concretas.