Mabuhay, bienvenido. Es la expresión con que los filipinos reciben a quienes, como Ramon Vilaró, vienen de lejos. Pocos conocen mejor que este periodista y escritor el nuevo destino de moda del sudeste asiático, de cuyas sacudidas políticas ha sido a menudo testigo directo. Sobre todo de las más recordadas, como el final de la dictadura de Ferdinand Marcos y las revueltas que llevaron al poder a Cory Aquino.
Pese a ello este no es solo un recorrido por la historia reciente de Filipinas. Profundo conocedor del país, Vilaró suele buscar en sus viajes las huellas aún vivas de más de tres siglos de colonización española. En Baler resistieron los últimos de Filipinas y en el valle de Cagayán aún recuerdan las visitas de Jaime Gil de Biedma, empleado de la Compañía General de Tabacos de Filipinas. Perviven los apellidos españoles —impuestos a la población— y, en Zamboanga del Sur, incluso algunos restos de chabacano.
Mansiones señoriales, ingenios azucareros, pequeños poblados en playas paradisíacas, iglesias siempre llenas, un vibrante patrimonio gastronómico y cultural… Mabuhay es sobre todo una invitación a emprender, felices, un viaje a un país tan próximo como lejano, tan desconocido como familiar, intensamente vivo, al que su atractivo turístico y la presidencia del polémico Rodrigo Duterte han vuelto a poner en el primer plano de la actualidad.